En los últimos años, un fenómeno interesante ha tomado fuerza en las alfombras rojas y eventos de alto perfil como la Met Gala, los Oscar y Cannes: el counter dressing. Este término, que podemos traducir como “vestir en contraste”, se refiere a cuando actores y actrices eligen looks que son radicalmente opuestos a los papeles por los que son conocidos, mostrando un juego consciente entre su imagen personal y su trabajo actoral.
El counter dressing no es solo una declaración de estilo, sino también una estrategia para demostrar versatilidad y romper estereotipos. La lógica es simple: si un actor es conocido por interpretar papeles oscuros, intensos o dramáticos, aparecer con un look suave, romántico o incluso juguetón crea un contraste que genera conversación. Si, por el contrario, suele interpretar personajes dulces o vulnerables, puede optar por un atuendo audaz, dominante o provocador.
Por ejemplo, Timothée Chalamet, conocido por papeles sensibles e introspectivos, ha usado en la alfombra roja looks atrevidos, sin camisa, con brillo y siluetas arriesgadas, sugiriendo un lado más provocador. Pedro Pascal, por otro lado, suele vestir con un aire juguetón y relajado, a pesar de ser famoso por papeles de tipo duro en series como The Mandalorian o The Last of Us.

En una época donde el público sigue de cerca a las celebridades, el counter dressing les permite a los actores manejar su propia narrativa y romper barreras de género, estilo y rol, mostrando su capacidad de moverse entre distintos mundos, tanto en sus personajes como en su imagen personal.